Ayer experimenté por primera vez
Realidad Virtual con varios HMD, o sea Head Mounted Displays, literalmente
pantallas montadas sobre la cabeza. No, no eran pamelas raras para llevar a
Ascot, sino “dispositivos capaces de proporcionar una experiencia virtual totalmente
inmersiva”, utilizando el móvil y unas gafas, como las Google cardboard, o el
alucinante Oculus Rift CV1, que incorpora además casco y auriculares.
Si ya es impactante la realidad
aumentada, en la que seguimos viendo nuestro entorno pero se superpone
información en tiempo real, (como en el nuevo Pokemon Go que lo
está petando ahora mismo), sinceramente esta palidece frente a la realidad virtual.
La noción que marca la
diferencia realidad virtual vs realidad aumentada es el concepto de presencia.
Cuando lo mencionó la ponente de la master class mi imaginación voló hacia un
espíritu de ultratumba. Es lo que experimentan algunas personas como fenómenos
paranormales. Sentí una presencia, dicen.
Pero no, no es eso. (Risas)
La presencia es ese fenómeno por el
cual los estímulos que percibimos por parte de esa realidad inventada no son
distinguibles de los verdaderos. Esta definición es de cosecha propia, podéis contrastar
y profundizar aquí un poco más. Hay grados, por
supuesto. Pero existe. Así, vimos ayer como personas experimentando mediante
realidad virtual que buceaban debajo de un lago helado, llegaban a sentir frío.
Y eso que la experiencia no llevaba incorporada una bajada de temperatura. Era
sólo sugestión, pero el usuario creyó que era un efecto adicional a la experiencia,
y que formaba parte de la instalación.
Si podemos engañar a los sentidos
de esa manera, el siguiente link que hace mi cerebro es que todo lo que
percibimos de la realidad puede ser mentira. Como en Matrix. Realicé ese
comentario en voz alta y estoy segura que varios pensaron que era una friki loca.
Nada más lejos. Llevamos preguntándonos eso muchísimo tiempo. La Filosofía lo
trata en la Epistemología. También Descartes
en su Teoría del conocimiento sensible, en
la que duda sobre como distinguir entre el sueño y la vigilia, al igual que Segismundo
en La vida es sueño, de Lope de Vega.
Son, por tanto, temas eternos, y la realidad virtual es una manifestación más.
Si nuestra existencia es, o
creemos que es una porquería (porque hay mucha gente amargada que se engaña a
sí misma, no necesita realidad virtual para engañarse), tendremos la posibilidad
de alejarnos de ella, y si no queremos utilizar la duda metódica como
Descartes, podremos elegirla como verdadera, y así obtener un 100% de
presencia. Pero al final, la elección siempre la tendremos nosotros. ¿Qué
quieres la pastilla roja o la azul? Como Morfeo le dijo a Neo en Matrix.
Me encanta!!��
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